Una mujer vestida de blanco corre por el bosque huyendo de sus enemigos mientras un joven se encuentra cazando en el bosque. El encuentro causal entre estos dos personajes dará pie al comienzo de la mayor aventura en la que Richard Cypher jamás ha soñado vivir. Acompañados del mago Zed, los tres intentarán cruzarán los límites de este mundo para cruzar al otro lado de la barrera y llegar a la Tierra Central, donde un gran tirano está gobernando con puño de hierro y terminando con todo lo bueno que puede existir. Pero no solo eso, se han puesto en juego las Cajas del Destino, y si en menos de un año no han conseguido detener a este villano rey, el mundo dejará de ser puro y bueno. Una carrera contrarreloj que llevará estos tres personajes a un mundo maravilloso lleno de magia, a conocer a personas tenebrosas y viles y a otras sinceras y maravillosas. ¿Serán capaces de iniciar esta empresa tan ambiciosa? Acompañaré al Buscador de la Verdad en todas sus aventuras.

Unas barreras mágicas que separan tres mundos, llenos de hombres peligrosos, villanos que ponen los pelos de punta, damiselas en apuros (o no tanto), magos poderosos y oscuros trucos de magia, Terry Goodkind ha creado una realidad de la que es complicado salir y que te mantiene atrapada a sus páginas de principio a fin. Esta historia contiene todos los arquetipos de la novela fantástica. Y aunque se trata de una novela introductoria a toda la saga de libros que vienen a continuación, creo que contextualiza perfectamente todo el mundo que quiere retratar el autor. Esta novela se centra principalmente en la pacífica y tranquila vida que lleva el protagonista, Richard Cypher en su tierra natal y cómo conocer a Kathaln le va a cambiar la vida para siempre. Bien es verdad que la información que se va revelando poco a poco en la novela es con cuentagotas, algo que he agradecido mucho en esta novela, porque sinceramente, si te revelan todo al principio, ya no queda nada de sorprendente para el resto de los tomos. Se mantienen muchos secretos para libros posteriores y así generamos tensión y nuestras células grises pueden ir trabajando en teorías.